martes, 10 de mayo de 2011

17. *

Casi 30º y un 98% de humedad en el ambiente. Estamos formados por tres cuartas partes de agua, siempre nos lo han dicho y ahora empiezo a creerlo, siento caer una gota tras otra de sudor frío; surgen entre las raíces de mi pelo, resbalan y las noto caer sobre mi nariz, sobre mi cuello, sobre mi escote. El cielo está coronado por una espesa masa gris, donde ésta se rompe no aparecen claros, sino zonas más oscuras, de un gris que se me antoja prácticamente negro. No llueve, no ha llovido en todo el día, sigo esperando la explosión que acabe con esta tensión que se hace cada vez más insoportable. Sigo esperando los rayos, las luces y los estallidos sonoros, y sentir el agua caer del cielo, para poder dejar de sentirla caer desde mi frente sobre mi nariz y sobre mi cuello y sobre mi escote. El aire está tan cargado que tengo que hacer un esfuerzo para dejar que llene mis pulmones, no puedo respirar de forma natural, tengo que ser consciente de ello en todo momento, inspira, expira, inspira, expira. Me empieza a doler la cabeza, en días como hoy me suele doler. La angustia empieza a correr por cada célula de mi sangre, se extiende por todo mi cuerpo, llega a cada uña, a cada pelo, a cada pedazo de mi piel. Me siento en un rincón de la habitación, en el suelo, abrazando mis rodillas con los brazos y bajando la cabeza. No hables, no voy a responder, no voy a oír, no voy a ver.

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