jueves, 28 de julio de 2011

26. El retrato de Dorian Gray

-¿Realmente ejerce usted una influencia muy mala, Lord Henry? ¿Tan mala como dice Basil?

- No existe eso que se llama una influencia buena, señor Gray. Toda influencia es inmoral. Inmoral desde el punto de vista científico.

-¿Por qué?

- Porque influir en alguien es darle el alma. Ya no piensa sus propios pensamientos, ni se consume en sus propias pasiones. Sus virtudes no son reales para él. Sus pecados, si es que hay cosas tales, son prestados. Se convierte en un eco de la música de otro, un actor de un papel que no ha sido escrito para él. El propósito de la vida es el desarrollo de uno. Llegar a realizar a la perfección la naturaleza de uno, eso es para lo que todos nosotros estamos aquí. La gente se tiene miedo a si misma hoy en día. Ha olvidado el más elevado de todos sus deberes, el deber que se debe uno a sí mismo.

El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde

miércoles, 27 de julio de 2011

25. Maldita, maldita

Está tumbada en su cama con los pies en la almohada e intentando leer, lleva poco más de una hora en la misma página. Maldita imaginación, maldita, maldita imaginación. El libro le gusta, le fascina, El retrato de Dorian Gray, pero éste no consigue, desde hace un par de días, captar su atención durante más de tres líneas seguidas.

En su cabeza se repite el mantra, no lo pienses, es mentira, es una mierda, pero ¡qué genial!/ no lo pienses, es mentira, es una mierda, pero ¡qué genial!

Se harta de la página del libro y se pone a escribir. Como no tiene valor para explicarse ni a si misma lo que de verdad le ronda la cabeza, escribe sobre una chica que está tendida en la cama y que como no podía leer se ha puesto a escribir.

La broma le hace hasta gracia, el eterno retorno, pero dudo que nadie la creyese divertida si posase la mirada en su expresión.

lunes, 25 de julio de 2011

24. Falacias

Tenía una carcajada entre los labios y un llanto en el estómago.

La humedad de esas lágrimas que no brotaban le calaba los huesos, le dolían, y pese a todo sonreía.

Hubo incluso algunos momentos en los que se creyó feliz, contenta cuanto menos, pero al apagar la lamparilla de su mesita de noche no pudo seguir mintiéndose.

Había creído hallar la solución a todos sus temores, había creído, por fin, poder comunicarse, pero el olor a jazmín entró por la ventana, la brisa nocturna de verano, y al apagar la lamparilla, la oscuridad. Por mucho que lo intentó ésta no le respondió. Silenciosa oscuridad.

Luego, por un momento, dudó, no supo si sus esfuerzos pretendían alejar al llanto o a la risa, no supo si la auténtica mentira era la de haberse mentido.

domingo, 24 de julio de 2011

23. Éramos unos niños


Querido Robert:
Cuando no puedo dormir, a menudo me pregunto si tú tampoco puedes. ¿Tienes dolor o te sientes solo? Tu me sacaste del periodo más aciago de mi joven vida y compartiste conmigo el sagrado misterio de lo que es ser artista. Aprendí a ver a través de ti y jamás he compuesto un verso ni dibujado una curva que no provenga de los conocimientos que obtuve en nuestra preciada vida juntos. Tu obra, que emana de una fuente fluida, tiene su origen en la candorosa canción de tu juventud. Entonces hablabas de dar la mano a Dios. Recuerda que, en todo lo que has pasado, siempre has ido de esa mano. Cógela fuerte, Robert, y no la sueltes.
La otra tarde, cuando te quedaste dormido en mi hombro, también yo me dormí. Pero antes de hacerlo pensé, mientras miraba todas tus cosas y creaciones, y repasaba tus años de trabajo, que de todas tus obras, tú continuas siendo la más bella. La obra más bella de todas.

Patti

Eramos unos niños, Patti Smith

22. Oscar Kokoschka

sábado, 23 de julio de 2011

21.


Crear, al menos para mí, significa escapar, pero no escapar lejos, hacia el exterior, sino precisamente escapar de ese exterior que contamina. Significa aceptarme con humildad como el centro de mi propia vida, caer en la cuenta de que sin entenderme a mi poco puedo profundizar sobre otros temas, seguramente más interesantes. Eso vendrá después.

El arte no es un agente pasivo, nunca, nunca es pasivo. No puede serlo, si lo es no es arte, a mi no me engañan. Me pueden haber engañado mucho tiempo, años, pero ahora me doy cuenta de que sería una contradicción demasiado grande. Para empezar debe trastornar al propio artista, al artista que aún no es artista, quizás, y luego debe trastornar al espectador. Tiene que ser un elemento de transformación personal, porque es un modo de comunicación con uno mismo muy intenso, tan intenso que resulta siempre agotador, tanto que en ocasiones, las más, uno flaquea antes de empezar, cuando aún está en la fase de concepción.

Puede que eso separe al verdadero artista de aquel al que simplemente le gustaría serlo, entre los que me encuentro, espero no errar al puntualizar que “por el momento”. El verdadero artista tiene que encontrar dentro suyo las fuerzas suficientes como para sacar de si mismo toda la energía que su cuerpo contiene y convertirla en algo que no solo le transforma a él sino que puede transformar también a otros.

Pero en este punto aparece también un dilema por tantos otros discutido. ¿Dónde acaba el arte para empezar una mera provocación con fines empresariales y/o publicitarios en los que el supuesto artista es más producto que su propia obra? Artistas como Damien Hirst desde luego pueden transformar al espectador, yo tengo la gran suerte, desde mi punto de vista, de no haber visto en directo ninguna de sus obras “taxidermistas”, pero estoy convencida de que me habrían afectado profundamente y me habrían transformado, puede incluso que hubiesen sido estimulantes, pero eso no quita que las encuentre repulsivas y vacías. Lo de repulsivas puedo aceptarlo, me gusta que el arte me haga sentir, que no me deje indiferente, lo de vacías si me parece un mayor argumento para negar su artisticidad. Entiendo que la “muerte” sea el tema central de su discurso, pero también lo ha sido de muchos otros artistas en cuyas obras podemos percibir más introspección.

Es posible, sí, es posible, que Hirst realizase una profunda indagación personal y que llegase a la conclusión de que esta era la mejor forma de expresar lo que llevaba dentro, en ese caso, del mismo modo que si su obra está vacía, puedo afirmar que no me interesa como artista. Aunque he de reconocer que pese a estar muy negativamente condicionada, por mi opinión sobre su persona, antes de ver la portada del último disco de los Red Hot Chili Peppers que ha diseñado él, me ha gustado.

Puede que sea yo el problema, puede que no tenga la mente suficientemente abierta, puede que no haya que pedirle al arte un desnudo completo por parte del autor, de hecho, muchos de los renacentistas cuyas obras se centraban en las temáticas religiosas no mostraban a simple vista tampoco un mensaje profundo más allá del místico de la iglesia, no mostraban la personalidad del autor. Por un lado, al menos eran capaces de crear obras magistralmente pintadas, esculpidas... por el otro, he de reconocer, que siempre me han interesado menos que las del barroco en las que percibo una mayor presencia del artista en el lienzo y una igualmente fantástica “puesta en escena”.

Siendo yo una niña le pregunte a mi padre qué pasaba si no te gustaba ningún partido político, me dijo que en ese caso igual creía que yo lo podía hacer mejor. No puedo, sin duda alguna, tampoco puedo, en absoluto, ser una mejor artista que cualquiera de los renacentistas. Pero la mayoría de las personas dispuestas a hacer un garabato en un papel son capaces de hacer obras de arte que valore más que las de éste que está tan de moda.

Hace menos de una hora comentaba con una amiga que no creía que hubiera que juzgar el arte, no había que situarse, como espectador, por encima del artista, sino simplemente, en todo caso, hablar de lo que una pieza te hace sentir. Aceptar que no eres capaz de meterte en la cabeza del artista y que, por tanto, lo único de lo que puedes hablar sin equivocarte es de lo que a ti te transmite. Y ahora me encuentro haciendo apología de la mayor de las contradicciones, haciendo precisamente eso que decía que no quería hacer.

Así que lo retiro todo, aunque me haya salido de las entrañas y aunque francamente SIENTA un rechazo hacia este tipo de “expresiones artísticas”.

Lo retiro todo.

sábado, 16 de julio de 2011

20. De profundis

"Tienes que leer esta carta de principio a fin, aunque cada palabra sea para ti el fuego o el escalpelo del cirujano, que hace arder o sangrar la carne delicada. Recuerda que el necio a los ojos de los dioses y el necio a los ojos del hombre son muy distintos. Siendo enteramente ignorante de los modos del Arte en su revolución o los estados del pensamiento en su progreso, de la pompa del verso latino o la música más rica de las vocales griegas, de la escultura toscana o el canto isabelino, se puede estar lleno de la más dulce sabiduría. El verdadero necio, ese del que los dioses se ríen o al que arruinan, es el que no se conoce a sí mismo. Yo fui de ésos demasiado tiempo. Tú has sido de ésos demasiado tiempo. No lo seas más. No tengas miedo. El vicio supremo es la superficialidad. Todo lo que se comprende está bien. Recuerda así mismo que lo que pra ti sea penoso leer, aún más penoso es para mí escribirlo."

Oscar Wilde