lunes, 25 de julio de 2011

24. Falacias

Tenía una carcajada entre los labios y un llanto en el estómago.

La humedad de esas lágrimas que no brotaban le calaba los huesos, le dolían, y pese a todo sonreía.

Hubo incluso algunos momentos en los que se creyó feliz, contenta cuanto menos, pero al apagar la lamparilla de su mesita de noche no pudo seguir mintiéndose.

Había creído hallar la solución a todos sus temores, había creído, por fin, poder comunicarse, pero el olor a jazmín entró por la ventana, la brisa nocturna de verano, y al apagar la lamparilla, la oscuridad. Por mucho que lo intentó ésta no le respondió. Silenciosa oscuridad.

Luego, por un momento, dudó, no supo si sus esfuerzos pretendían alejar al llanto o a la risa, no supo si la auténtica mentira era la de haberse mentido.

2 comentarios:

  1. Escena intensa. Me ha gustado. También el texto sobre el arte y Hirst, además justo ayer estuve discutiendo sobre lo mismo con unos amigos.

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  2. Gracias Murat :) me alegro de que te hayan gustado.

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