lunes, 17 de octubre de 2011

28. Don Juan

Ya deberías saber a estas alturas que un hombre de conocimiento vive de actuar, no de pensar en actuar, ni de pensar en que pensará cuando termine de actuar.
Por eso un hombre de conocimiento elige un camino con corazón y lo sigue; y luego mira y se regozija y se ríe; y luegi ve y sabe. Sabe que su vida se acabará en un abrir y cerrar de ojos; sabe que él, sí como todos los demás, no va a ninguna parte;sabe, porque ve, que nada es más importante que todo lo demás. En otras palabras, un hombre de conocimiento no tiene honor, ni dignidad, ni familia, ni nombre, ni tierra, solo tiene una vida que vivir.

Una realidad aparte, Carlos Castaneda

27.







































Photo by: Milena Güell

jueves, 28 de julio de 2011

26. El retrato de Dorian Gray

-¿Realmente ejerce usted una influencia muy mala, Lord Henry? ¿Tan mala como dice Basil?

- No existe eso que se llama una influencia buena, señor Gray. Toda influencia es inmoral. Inmoral desde el punto de vista científico.

-¿Por qué?

- Porque influir en alguien es darle el alma. Ya no piensa sus propios pensamientos, ni se consume en sus propias pasiones. Sus virtudes no son reales para él. Sus pecados, si es que hay cosas tales, son prestados. Se convierte en un eco de la música de otro, un actor de un papel que no ha sido escrito para él. El propósito de la vida es el desarrollo de uno. Llegar a realizar a la perfección la naturaleza de uno, eso es para lo que todos nosotros estamos aquí. La gente se tiene miedo a si misma hoy en día. Ha olvidado el más elevado de todos sus deberes, el deber que se debe uno a sí mismo.

El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde

miércoles, 27 de julio de 2011

25. Maldita, maldita

Está tumbada en su cama con los pies en la almohada e intentando leer, lleva poco más de una hora en la misma página. Maldita imaginación, maldita, maldita imaginación. El libro le gusta, le fascina, El retrato de Dorian Gray, pero éste no consigue, desde hace un par de días, captar su atención durante más de tres líneas seguidas.

En su cabeza se repite el mantra, no lo pienses, es mentira, es una mierda, pero ¡qué genial!/ no lo pienses, es mentira, es una mierda, pero ¡qué genial!

Se harta de la página del libro y se pone a escribir. Como no tiene valor para explicarse ni a si misma lo que de verdad le ronda la cabeza, escribe sobre una chica que está tendida en la cama y que como no podía leer se ha puesto a escribir.

La broma le hace hasta gracia, el eterno retorno, pero dudo que nadie la creyese divertida si posase la mirada en su expresión.

lunes, 25 de julio de 2011

24. Falacias

Tenía una carcajada entre los labios y un llanto en el estómago.

La humedad de esas lágrimas que no brotaban le calaba los huesos, le dolían, y pese a todo sonreía.

Hubo incluso algunos momentos en los que se creyó feliz, contenta cuanto menos, pero al apagar la lamparilla de su mesita de noche no pudo seguir mintiéndose.

Había creído hallar la solución a todos sus temores, había creído, por fin, poder comunicarse, pero el olor a jazmín entró por la ventana, la brisa nocturna de verano, y al apagar la lamparilla, la oscuridad. Por mucho que lo intentó ésta no le respondió. Silenciosa oscuridad.

Luego, por un momento, dudó, no supo si sus esfuerzos pretendían alejar al llanto o a la risa, no supo si la auténtica mentira era la de haberse mentido.

domingo, 24 de julio de 2011

23. Éramos unos niños


Querido Robert:
Cuando no puedo dormir, a menudo me pregunto si tú tampoco puedes. ¿Tienes dolor o te sientes solo? Tu me sacaste del periodo más aciago de mi joven vida y compartiste conmigo el sagrado misterio de lo que es ser artista. Aprendí a ver a través de ti y jamás he compuesto un verso ni dibujado una curva que no provenga de los conocimientos que obtuve en nuestra preciada vida juntos. Tu obra, que emana de una fuente fluida, tiene su origen en la candorosa canción de tu juventud. Entonces hablabas de dar la mano a Dios. Recuerda que, en todo lo que has pasado, siempre has ido de esa mano. Cógela fuerte, Robert, y no la sueltes.
La otra tarde, cuando te quedaste dormido en mi hombro, también yo me dormí. Pero antes de hacerlo pensé, mientras miraba todas tus cosas y creaciones, y repasaba tus años de trabajo, que de todas tus obras, tú continuas siendo la más bella. La obra más bella de todas.

Patti

Eramos unos niños, Patti Smith

22. Oscar Kokoschka

sábado, 23 de julio de 2011

21.


Crear, al menos para mí, significa escapar, pero no escapar lejos, hacia el exterior, sino precisamente escapar de ese exterior que contamina. Significa aceptarme con humildad como el centro de mi propia vida, caer en la cuenta de que sin entenderme a mi poco puedo profundizar sobre otros temas, seguramente más interesantes. Eso vendrá después.

El arte no es un agente pasivo, nunca, nunca es pasivo. No puede serlo, si lo es no es arte, a mi no me engañan. Me pueden haber engañado mucho tiempo, años, pero ahora me doy cuenta de que sería una contradicción demasiado grande. Para empezar debe trastornar al propio artista, al artista que aún no es artista, quizás, y luego debe trastornar al espectador. Tiene que ser un elemento de transformación personal, porque es un modo de comunicación con uno mismo muy intenso, tan intenso que resulta siempre agotador, tanto que en ocasiones, las más, uno flaquea antes de empezar, cuando aún está en la fase de concepción.

Puede que eso separe al verdadero artista de aquel al que simplemente le gustaría serlo, entre los que me encuentro, espero no errar al puntualizar que “por el momento”. El verdadero artista tiene que encontrar dentro suyo las fuerzas suficientes como para sacar de si mismo toda la energía que su cuerpo contiene y convertirla en algo que no solo le transforma a él sino que puede transformar también a otros.

Pero en este punto aparece también un dilema por tantos otros discutido. ¿Dónde acaba el arte para empezar una mera provocación con fines empresariales y/o publicitarios en los que el supuesto artista es más producto que su propia obra? Artistas como Damien Hirst desde luego pueden transformar al espectador, yo tengo la gran suerte, desde mi punto de vista, de no haber visto en directo ninguna de sus obras “taxidermistas”, pero estoy convencida de que me habrían afectado profundamente y me habrían transformado, puede incluso que hubiesen sido estimulantes, pero eso no quita que las encuentre repulsivas y vacías. Lo de repulsivas puedo aceptarlo, me gusta que el arte me haga sentir, que no me deje indiferente, lo de vacías si me parece un mayor argumento para negar su artisticidad. Entiendo que la “muerte” sea el tema central de su discurso, pero también lo ha sido de muchos otros artistas en cuyas obras podemos percibir más introspección.

Es posible, sí, es posible, que Hirst realizase una profunda indagación personal y que llegase a la conclusión de que esta era la mejor forma de expresar lo que llevaba dentro, en ese caso, del mismo modo que si su obra está vacía, puedo afirmar que no me interesa como artista. Aunque he de reconocer que pese a estar muy negativamente condicionada, por mi opinión sobre su persona, antes de ver la portada del último disco de los Red Hot Chili Peppers que ha diseñado él, me ha gustado.

Puede que sea yo el problema, puede que no tenga la mente suficientemente abierta, puede que no haya que pedirle al arte un desnudo completo por parte del autor, de hecho, muchos de los renacentistas cuyas obras se centraban en las temáticas religiosas no mostraban a simple vista tampoco un mensaje profundo más allá del místico de la iglesia, no mostraban la personalidad del autor. Por un lado, al menos eran capaces de crear obras magistralmente pintadas, esculpidas... por el otro, he de reconocer, que siempre me han interesado menos que las del barroco en las que percibo una mayor presencia del artista en el lienzo y una igualmente fantástica “puesta en escena”.

Siendo yo una niña le pregunte a mi padre qué pasaba si no te gustaba ningún partido político, me dijo que en ese caso igual creía que yo lo podía hacer mejor. No puedo, sin duda alguna, tampoco puedo, en absoluto, ser una mejor artista que cualquiera de los renacentistas. Pero la mayoría de las personas dispuestas a hacer un garabato en un papel son capaces de hacer obras de arte que valore más que las de éste que está tan de moda.

Hace menos de una hora comentaba con una amiga que no creía que hubiera que juzgar el arte, no había que situarse, como espectador, por encima del artista, sino simplemente, en todo caso, hablar de lo que una pieza te hace sentir. Aceptar que no eres capaz de meterte en la cabeza del artista y que, por tanto, lo único de lo que puedes hablar sin equivocarte es de lo que a ti te transmite. Y ahora me encuentro haciendo apología de la mayor de las contradicciones, haciendo precisamente eso que decía que no quería hacer.

Así que lo retiro todo, aunque me haya salido de las entrañas y aunque francamente SIENTA un rechazo hacia este tipo de “expresiones artísticas”.

Lo retiro todo.

sábado, 16 de julio de 2011

20. De profundis

"Tienes que leer esta carta de principio a fin, aunque cada palabra sea para ti el fuego o el escalpelo del cirujano, que hace arder o sangrar la carne delicada. Recuerda que el necio a los ojos de los dioses y el necio a los ojos del hombre son muy distintos. Siendo enteramente ignorante de los modos del Arte en su revolución o los estados del pensamiento en su progreso, de la pompa del verso latino o la música más rica de las vocales griegas, de la escultura toscana o el canto isabelino, se puede estar lleno de la más dulce sabiduría. El verdadero necio, ese del que los dioses se ríen o al que arruinan, es el que no se conoce a sí mismo. Yo fui de ésos demasiado tiempo. Tú has sido de ésos demasiado tiempo. No lo seas más. No tengas miedo. El vicio supremo es la superficialidad. Todo lo que se comprende está bien. Recuerda así mismo que lo que pra ti sea penoso leer, aún más penoso es para mí escribirlo."

Oscar Wilde

domingo, 22 de mayo de 2011

19.

La cama está deshecha, las sábanas rotas, la ventana abierta y las cortinas se alzan hacia la calle. Se ve a una chica sentada en el suelo, desnuda, las piernas abiertas. No es guapa, la imagen no es, en absoluto, sexual; mirada perdida, maquillaje corrido, se frota la cara en un vano intento de arreglarlo mientras el brazo izquierdo yace muerto en un costado. La moqueta está manchada, vemos una cinta de goma tirada y, a su lado, una cuchara.

- ¿Qué te parece?

- No lo se, aún no lo se, pero siento el estómago algo revuelto al mirarla.

- Perfecto, ¡es perfecto! Al menos sientes. ¡Gracias! – dijo C. riendo algo histriónicamente.- ¿te puedo invitar a un café?¿O una copa?- ya totalmente serena.

Por primera vez I. la vio. Consiguió apartar su mirada de la fotografía en la pared, la miró a ella, y minutos más tarde la veía, cuando sintió el estómago bien, la vio. Y entonces la inquietud y la sensación desagradable volvieron, C. le produjo exactamente la misma sensación que la fotografía, aunque C. sí era atractiva, o eso creía. Lo era. O no. En cierto modo.

-Claro.

miércoles, 18 de mayo de 2011

18. Pequeños descubrimientos

Hoy he descubierto en el MACBA a Frederick Kiesler. De hecho sigo en el museo y creo que antes de marcharme volveré a mirar sus piezas. Parece tratarse de un arquitecto, en la colección podemos encontrar planos, bocetos y fotografías de la maqueta de un proyecto suyo, la “Endless House”. Lo que más me ha cautivado es su espontaneidad en muchos de sus bocetos, incluso su maqueta resulta, al menos en apariencia, espontánea. Da la sensación de poder liberar por completo a su mano de los prejuicios de la mente consciente, sus bocetos realizados con tinta y agua... fluyen, son prácticamente garabatos. Siempre me han atraído los garabatos. Al ver los planos técnicos, también expuestos, es más que difícil no sorprenderse por su claro parecido. Kiesler consigue convertir algo instintivo, fruto del subconsciente, en algo técnico, físico e inteligible racionalmente.

Las fotografías de la maqueta me han fascinado por completo, tanto por la calidad de la imagen como por la maqueta en si misma. Creo que está realizada con yeso y rejilla metálica, y el resultado es un desnudo de lo más explícito, no cubre nada, no esconde los defectos, y al no esconderlos los anula, los vuelve virtudes. No hay artificio ni finura, es rudo y basto. Es sincero.

El segundo descubrimiento de hoy es el artista Nigel Henderson, sobre todo en dos de sus obras, “Territorio imaginado” y “Sepulcro de tornillos”. El primero conecta conmigo sobre todo en el concepto, en la idea de un lugar inventado, una especie de Nunca Jamás. Me parece liberador. Un sitio al que escapar, un sitio que no pertenece a nadie más, donde huir de lo racional, de lo impuesto socialmente, y aunque el llegar a ese sitio no garantice la paz, la serenidad, ni mucho menos la felicidad, me parece que supone una ayuda para el autoconocimiento. Que plasme todo esto en un plano creado con la superposición de otros mapas me resulta una especie de misterio maravilloso. Hasta hoy no conocía la existencia de este artista, nada sé de él, así que es difícil estar menos capacitada para algo de lo que lo estoy para interpretar su obra. Pero mirando mi ombligo, o su obra a través de mi ombligo, me parece encontrar una especie de chiste. Es como si estuviese racionalizando lo irracional, dándoselo al público con su propio lenguaje. Dándole una aparente veracidad a lo inexistente. Seguramente esto carezca completamente de sentido, pero hasta que conozca, (si algún día llego a conocerla), la verdadera intención, me divertiré con esta interpretación.

No puedo explicar lo que me ha absorbido de “Sepulcro de tornillos”, puede que la rudeza de la imagen, la oscuridad y la “pobreza” de la situación. Puede que se parezca a mis entrañas o puede que no tenga nada que ver... tengo que seguir investigando.

Por último, y esto no es un descubrimiento sino una reafirmación, no puedo callar la más explicita muestra de la paradoja de los museos que se ha plantado hoy ante mis ojos. Siempre estoy hablando de la impotencia que siento ante la imposibilidad de tocar algunas piezas, puede que empiece a parecer un impulso casi psicótico... con los ojos no me basta. Aún así me parece perfectamente comprensible que no se puedan tocar las acuarelas, los cuadros, y demás obras de arte delicadas, sufrirían un deterioro peligroso y absolutamente indeseado. Pero no deja de parecerme absurdo, en cambio, no poder acercarme de forma táctil a una escultura metálica, por ejemplo. (Es cierto que mis impulsos reprimidos no se limitan a estas piezas...)

Siempre he pensado que determinadas obras no pueden asimilarse por completo usando un único sentido, que son eminentemente táctiles, pero hoy, en la colección del MACBA, aparecía expuesta una obra de Muntadas, “Objeto Poema Táctil”. Ese es su nombre y estaba, por supuesto, en una vitrina.

martes, 10 de mayo de 2011

17. *

Casi 30º y un 98% de humedad en el ambiente. Estamos formados por tres cuartas partes de agua, siempre nos lo han dicho y ahora empiezo a creerlo, siento caer una gota tras otra de sudor frío; surgen entre las raíces de mi pelo, resbalan y las noto caer sobre mi nariz, sobre mi cuello, sobre mi escote. El cielo está coronado por una espesa masa gris, donde ésta se rompe no aparecen claros, sino zonas más oscuras, de un gris que se me antoja prácticamente negro. No llueve, no ha llovido en todo el día, sigo esperando la explosión que acabe con esta tensión que se hace cada vez más insoportable. Sigo esperando los rayos, las luces y los estallidos sonoros, y sentir el agua caer del cielo, para poder dejar de sentirla caer desde mi frente sobre mi nariz y sobre mi cuello y sobre mi escote. El aire está tan cargado que tengo que hacer un esfuerzo para dejar que llene mis pulmones, no puedo respirar de forma natural, tengo que ser consciente de ello en todo momento, inspira, expira, inspira, expira. Me empieza a doler la cabeza, en días como hoy me suele doler. La angustia empieza a correr por cada célula de mi sangre, se extiende por todo mi cuerpo, llega a cada uña, a cada pelo, a cada pedazo de mi piel. Me siento en un rincón de la habitación, en el suelo, abrazando mis rodillas con los brazos y bajando la cabeza. No hables, no voy a responder, no voy a oír, no voy a ver.

lunes, 31 de enero de 2011

15. Deseo de ser piel roja

Si uno pudiera ser un piel roja siempre alerta, cabalgando sobre un caballo veloz, a través del viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas porque no hacen falta riendas, y apenas viera ante sí que el campo era una pradera rasa, habrían desaparecido las crines y la cabeza del caballo.

Franz Kafka, "El deseo de ser piel roja", 1913

martes, 18 de enero de 2011

14. Beatriz

(2)

¿Te has fijado? Llueve. Me gusta ver la lluvia desde la ventana, no, me gusta oír la lluvia desde la ventana. Una vez, creo que debía tener yo unos nueve años, llovía, mi madre había salido, creo que necesitaba un sombrero nuevo, o que decía que yo necesitaba uno… no lo recuerdo. La lluvia era fuerte, y me asomé a la ventana para que me mojase, de pronto no me parecía suficiente con verla y oírla desde la ventana. No se si alguna vez has visto llover así, de verdad, juraría que yo nunca lo he vuelto a ver; era una explosión de agua. Estando completamente mojada me invadió… no se como llamarlo… pero me costaba respirar a causa de los nervios, de la emoción, de pronto quería correr, necesitaba correr; quería gritar, necesitaba gritar. Salté por la ventana, no te asustes, no era alta; y me fui corriendo y chillando por los jardines hasta el barranco. Creo que esa fue la vez en que mi corazón latió más deprisa. Corrí, grité y reí. No se que era lo que me hacía gracia pero no podía parar de reír en una risa que tenía tanto o más de chillido que los que soltaba deliberadamente. No se cuanto rato estuve ahí, no me acuerdo, pero sé que de pronto llegó Iván, me cogió con una toalla y me llevó a casa, delante del fuego. Todo el mundo estaba como loco, ella completamente furiosa e ida, esa parte del recuerdo es mucho menos agradable. Ves, te he contado algo, lo único que tenías que hacer era no preguntar. Y esperar a que lloviera, claro.

¿Cómo? ¿Frustración? ¿Por qué? Tardaron bastante en cogerme, no encuentro en mi memoria otra situación en la que fuese tan feliz siendo yo una niña, ni en la que hubiese estado tanto tiempo al aire libre y sola, sin normas; fue toda una aventura, me sentía como un personaje de novela, te parecerá una tontería pero cuando estaba en casa leer era lo que más me gustaba del mundo, supongo que era una vía de escape… I wish I could find a good book to live in / Wish I could find a good book / Will if I cold find a real good book / I'd never have to come out and look. Creo que Iago fue mi amigo, él y Maca seguramente han sido los dos únicos amigos que he tenido, Iago era el que me elegía los libros y el que me enseñó a leerlos, mi tutor.

Mañana te lo cuento, te lo prometo. Estoy cansada, voy a dormir un rato, creo que esta tarde vienen Esther y Miguel.

***

jueves, 13 de enero de 2011

13. Estupicidad

Está rematadamente claro que es una estupicidad tener que decir estupidez en vez de estupicidad, estupidez no resulta lo suficientemente estúpido como para representar fielmente ciertos momentos mentales.

Es curioso pensar en las tonterías que estás pensando, es una absoluta redundancia en cierto modo, dado que darle vueltas a lo tonto que es algo es una tontería en si, pero por otro lado cuando te das cuenta de que todo lo reflexionado anteriormente era una inmensa gilipollez sin ningún tipo de sentido y entonces pasas segundos y más segundos, incluso minutos y más minutos diciendo… ¡QUÉ LA ENCIERREN!¡QUÉ LA SEDEN!¡QUÉ LA CALLEN! ¡Se ha vuelto totalmente loca! Dejas de poder pensar tonterías ajenas al tema de la estupicidad en si. Habría que redactar una tesis sobre el tema. Y tendría que ser una tesis con muchas faltas de ortografía, muchísimas de hecho, todas las que se te ocurriesen, para que aparte de ser una persona con razonamientos estúpidos parecieses estúpida de por si, incurablemente estúpida.

¿Te imaginas entrar en tu casa y encontrarte a un hombre que podría ser tu abuelo pero que claramente no lo es puesto que está haciendo algo muy extraño con un sillón boca abajo y eso es algo que tu abuelo no haría?

Hacabo de decidír que la tesis no tendria comas tampoco porque cuando empiezas ha desbariar te isterias y hacabas queriendo gritar AGHHH i si hescrives sobre esta sensacion no hesta de mas producirséla hal lector i si ha mi me acava de pasar esto del señor aciendo algo hextraño con un sillon que nunca avia bisto nunca ahbia vísto al sillon hera rojo i azul el sillón claro el señor no haunque eso uviese hestado vién.

lunes, 10 de enero de 2011

12. Beatriz

(1)

Todo lo que yo quisiera, todo, excepto aquello que necesitaba. Siendo honesta no suponía un problema, sin haber conocido eso a lo que llaman vida, no podía saber lo que me faltaba.

Tú seguramente has anhelado en algún momento ciertos aspectos de mi infancia y juventud, las comodidades, los lujos, los viajes… pero yo te he envidiado y te envidio por poder incluir en tu diccionario vital palabras como decisión, elección, amiga, padre, aire…

Hoy me ha vuelto a visitar Esther. Sigue ayudándome a ordenar las piezas de mi rompecabezas, me alivia, pero me resulta agotador. Cada pequeño fragmento de mi existencia al que logro otorgarle un sentido, que logro entender en si mismo y en comparación con una existencia normal ,(o aquello que el resto de las personas consideran una existencia normal), me roba el aire, me produce un dolor en el pecho, un desazón… cada cosa que comprendo hace que deje de comprender, o que me de cuenta de que no comprendo, otras diez.

Esther me ha preguntado porque no llevaba las medias que me trajo en su última visita, parece que está preocupada por mi salud, por si paso frío, o algo parecido, lo intenté el día que me las dio, intenté ponérmelas por la noche, y lo he vuelto a intentar esta mañana, sabía que le habría hecho ilusión, pero no puedo. De verdad, no puedo soportarlas. No se como las demás podéis. Se pegan a las piernas, si se tratase del cuello nos impediría por completo la respiración, ¡moriríamos ahogadas! y sí, es cierto, no os las ponéis en el cuello, pero eso no me calma. Me provocan la misma sensación de encierro, de ahogo, me dan eso que dijiste el otro día…¿Cómo se llamaba?

Sí, exacto, claustrofobia.

Es curioso ¿no? Mi vida ha transcurrido de principio a fin entre cuatro paredes, entre una gran variedad de paredes pero siempre entre cuatro de ellas. Lo normal sería que ahora que estoy aquí me asustasen los paseos, los jardines y me encuentro hablando contigo contándote que un par de medias me dan claustrofobia… no se a que se debe, si lo descubro pronto te lo contaré.

No, no me apetece contarte mis primeros recuerdos, esa historia ya me la se. ¿Porqué no me cuentas los tuyos?

Ya… siempre igual, estás aquí para que hable yo… pues hoy no. Creo que me voy a dormir.

***